Emilio García Wiedemann: In Memoriam

4 de septiembre de 2012



Tienes que estar descojonándote de mí a mandíbula batiente, ateo, so ateo, anarquista y repijo. Yo, aquí, en Donosti, echando unos padrenuestros por si acaso mientras tú navegas por una eternidad a la que desafiaste desde el amor a tus hijas, a la vida, a los amigos. Seguramente a la libertad.

Me gustabas cursi y discutimos siempre. Pero cuando te necesité, sin tú saberlo, estuviste así, de frente, con tu sonrisa y el vuelo de tu gabardina de paleomayo del 68 heredado por oposición dispuesto al quite, esta vez seco y sobrio.

Leo en Ideal que te has muerto.
Juas!
Andas por aquí, como ha dejado escrito y bien escrito Blanca Espigares Rooney: "Esta mañana subía entre los álamos del camino del cementerio y se filtraba el sol entre ellos dando una luz maravillosa que no correspondía a este día. Entonces me di cuenta que se veía también la luna, y no era tu luna, pero aún se veía rellenita. El día que te fuiste tenía que tener a los dos astros al mismo tiempo, igual que en vez de tener una sola luna de agosto, esta vez ella te regaló dos. La luna de agosto siempre será tu luna, Emilio, y siempre la contemplaré contigo". 

Compañero del alma, compañero; añado, y lo dejo que las lágrimas son las lágrimas... 



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