Los problemas del Periodismo y las soluciones de la ilustración y diseño

29 de mayo de 2015




Pocas cosas me gustan más que una ilustración para la puesta en página de un reportaje. Además me gusta porque casa igual de bien en el papel impreso que en la edición digital. Incluso, si es en blanco y negro.

Tengo al menos tres suertes al respecto, que os quiero comentar.

La primera es que trabajo en el diario IDEAL de Granada, un periódico regional de Vocento que como me dijo la semana pasada un buen periodista y mejor amigo, Jesús Martínez, "siempre va un paso por delante de los demás".

La segunda es que mis ‘editores’, que más que bonito queda más periodístico que simplemente ‘jefes’, no dudan en gastar los mejores recursos cuando intuyen o valoran que una historia es buena y puede funcionar.

Uno de los problemas clásicos es que muchas veces tienes una buena historia pero no hay manera de poder ilustrarla. Un caso paradigmático es el de los sucesos. Un asesinato o un accidente solo puede ser ilustrado si te pilla en el lugar de los hechos, algo que prácticamente solo es posible en las películas de ciencia ficción.

Quizá por eso los diarios se suelen llenar de coches con los hierros retorcidos tras un accidente mortal, porque es imposible estar cuando ocurre y hay que ir al lugar cuando ya se ha producido, y la mayor parte de la noticia fotográfica ha desaparecido (Salvo las excepciones que rozan la Gloria del Periodismo).

El diseño periodístico, la puesta en página, como me gusta llamar a este arte, expresión que proviene de nuestros queridos vecinos galos, es un gran avance para paliar la falta de una imagen para ilustrar una buena historia. 

Permite además evitar errores claros como publicar a toda página una foto de archivo porque la historia va abriendo la sección y no hay manera de llenar la página. O chapuzas paradigmáticas como simplemente buscarse la vida a la hora del cierre de la edición por cualquiera de todas estas razones, en cualquier caso, el pan nuestro de cada día.

Llegamos así a mi tercera ‘suerte’. Esta vez tiene un nombre propio y es Antonio Mesamadero. Antonio es comiquero, columnista, humorista y dibuja todos los días un ácido chiste en el periódico. Es amigo mío y también ilustra mis reportajes.

Trabajamos de una forma sencilla. Le envío un correo con el titular, los sumarios y en vez del texto le redacto una explicación de la idea en la que estoy trabajando. Él me hace preguntas. Me pregunta por mi familia, no por el reportaje. Yo le respondo y le pregunto por la suya. Así nos tiramos siempre un buen rato. Luego, justo antes de despedirnos, ponemos el plazo de entrega.

A la vuelta de la fecha pactada, abro mi buzón de correo y siempre encuentro una maravilla. Algo ingenioso y delicado que llega al corazón del cerebro de nuestro lector. Una empatía sublime que explica el titular y la idea de lo que queremos contar a lo largo de una densa doble página.

El resultado de los dos últimos trabajos los tienes publicados en esta misma entrada. Espero que te gusten. Porque a mí, a mí es que me encantan.

MÁS INFORMACIÓN
-Lee en el blog Cableados el reportaje ‘Las mejores anécdotas de los vecinos de Granada
-Lee el reportaje ‘Calumniando, querellando y archivando, que es gerundio




  

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